06.02.2013

Yolanda Andrés

YOLANDA ANDRÉS

“Me crié en un pueblo de Zamora muy pequeño, mi madre tenía una mercería, imagínate, hilos, lanas, cintas… A los seis años me colocaron un dedal en el cole y me enseñaron a bordar; bordaba para hacerme mis manteles, mis ‘tú y yo’, y me metía en la cama de noche para bordar a escondidas y hacerle regalos a mi madre. Recuerdo tardes de sol en la calle bordando con las amigas, tías, abuelas, hermanas… Todo esto era divertido, pero con un punto de disciplina femenino que no me gustaba mucho.

Estudié Bellas Artes en Salamanca y acabé llevando la dirección de arte de una agencia de publicidad en Madrid. Transcurrieron 12 años, y nació la primera de mis tres niños. Tuvo un nacimiento desastroso, 900 gramos, operaciones, cinco meses en la UVI y dos años enganchada a una máquina de oxígeno. Estar cerca de ella, en silencio, sin ordenador y sin productos para pintar (no podía utilizar nada que oliera) me llevó a retomar los hilos. Empecé haciendo regalos a amigos, y ellos y mi marido me animaron a seguir… Y aquí estoy”.

Las pajaritas, estanterías con libros, sillas de jardín y gotas de lluvia que constituyen algunos de los principales motivos de los lienzos bordados de Yolanda Andrés Andrés nos transportan a un mundo cálido, al refugio de la casa y la gente que nos quiere, del silencio y la tranquilidad y las largas tardes de invierno. Yolanda consigue transmitir todas esas sensaciones de una manera instintiva, a través de un lenguaje sencillo y directo, y, claro, puntadas y combinación de colores de gran perfección.

Manuel Cuéllar nos cuenta cómo Yolanda Andrés borda el arte en “El Asombrario”.